UN PUNTO CLAVE PARA ADELGAZAR, ¿POR QUÉ ENGORDAMOS?

Explicación Nutrigenómica del GENOTIPO AHORRADOR

De manera más tradicional se ha podido considerar que el aumento de peso podría ser  causado solo por una ingesta energética mayor que el gasto del organismo, es decir, un balance energético positivo.

Se ponderan en este balance:

  1. La ingesta de energía: en forma de calorías provenientes de alimentos y bebidas.
  2. La producción de energía resultante, es decir, el gasto que hacemos de ella, entre los que destaca: la tasa metabólica en reposo, el gasto en la absorción y el metabolismo de los nutrientes de la dieta, la producción de calor o termogénesis así como la actividad física.

A – B

Cuando se produce un estado de equilibrio energético positivo (la ingesta es mayor que el gasto), se promoverá la acumulación de grasa dentro del tejido adiposo.

Por el contrario, cuando se produce un estado de equilibrio energético negativo (la ingesta es menor que el gasto), se promoverá la lipólisis y la movilización de las grasas del tejido adiposo.

Por lo tanto, cuando una persona quiere adelgazar lo que normalmente haría sería una dieta hipocalórica, es decir, comer menos calorías de las que «necesita». No es un mal enfoque cuando la ingesta es moderadamente hipocalórica (podría estandarizarse una restricción de 500 Kcal/día, que podría conducir a una pérdida de peso de entre 400 y 500 g a la semana).

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Sin embargo, el PROBLEMA comienza cuando la persona quiere perder mucho peso y muy rápido, e incurre en una dieta con muy pocas calorías, y además elimina casi por completo los hidratos y casi todas las grasas, en su ansia por adelgazar.

Aquí es donde quiero centrarme para explicar la TEORÍA DE LOS GENES AHORRADORES con la que vais a entender mejor por qué ese tipo de dietas, a la larga, además de ser perjudiciales para la salud (doy por hecho que se sabe), es perjudicial también para la pérdida de peso y conlleva numerosos efectos rebotes como es el conocido efecto yo-yo.

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Os pongo varias situaciones y seguro que os identificáis con algunas:

  • Cuando eras más joven adelgazabas rápidamente 3-4 kilos únicamente quitándote el pan y comiendo unos días lechuga. Ahora te llevas toda la semana a “dieta estricta” (comiendo poquísimo) y no adelgazas nada.
  • Misma situación pero sí que adelgazas entre semana 1-1,5 kg pero el fin de semana solo pasándote un poquito, lo vuelves a poner. Con lo que mantienes el mismo peso, tampoco adelgazas.
  • Recuerdas toda tu vida estar a dieta, pero aún así toda tu vida has estado gordit@.
  • Llevas toda la vida engordando y adelgazando, hasta tal punto que tienes en tu ropero prendas de muchas tallas diferentes…

¿Qué ocurre?

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Pues que no sólo hay que tener en cuenta el equilibrio energético. Es importante también tener en cuenta que el peso corporal es heredable, que existen unas variantes genéticas para ello y que las interacciones entre estos genes y los nutrientes tienen una estrecha relación con la ganancia de peso, por ello hablamos de NUTRIGENÓMICA (interacción entre dieta y genes).

NO solo engordamos porque comemos más (que también)… hay que tener en cuenta que existen unos genes que, al “activarse”, podrían ser los responsables de esa facilidad para engordar y de esa disminución de la capacidad para adelgazar. Estos son los genes ahorradores.

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¿Qué son los genes ahorradores? 

Es un genotipo que regula el uso de energía con el objetivo de la supervivencia del individuo.

Son genes que tienen como función superar épocas en las que no se ingiera suficiente alimento. Nos remontamos a nuestros antecesores.

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Piensa en ellos. Si cazaban, comían; si no cazaban o encontraban otro sustento, no comían… ¿De qué se encargan estos genes? Pues se activan cuando hay periodos de hambruna (hipoglucemias) para que, cuando se coma, se AHORRE toda la energía posible.

Es decir, se propicia una acumulación de grasa para conseguir una mayor reserva de energía, cuando existe esta alimentación intermitente: ciclos alternantes de abundancia y escasez.

Para ello es fundamental poner el punto de mira en los niveles de glucosa en sangre (glucemia). Éstos aumentarán en función de lo que se ingiera. Cuando se come, estos niveles suben y el cuerpo producirá insulina para que se normalicen.

Cuando se ingiere gran cantidad de azúcares o hidratos u otros alimentos de índice glucémico alto, aumentará mucho esta glucemia, por lo que el cuerpo tendrá que producir mucha insulina que, a su vez,  puede provocar una bajada excesiva de la glucemia (hipoglucemia reactiva). Además, las hipoglucemias también se producirán si no se come, se ayuna,  se saltan comidas, se pasa mucha hambre, se tienen ritmos de alimentación variables o se hacen dietas muy hipocalóricas.

¿Qué tienen de importante estas hiperglucemias (hipoglucemias reactivas) y estas hipoglucemias? que activarán estos GENES AHORRADORES. Es decir, el cuerpo “entiende” que nos falta sustento al tener frecuentemente estas hipoglucemias.

Se supone que pasamos por épocas que tenemos “suficiente o excesivo” sustento, pero que pasamos por otras con “poco o insuficiente”. Este “poco” con sus hipoglucemias, es lo que haría que el cuerpo quisiera  ponerse en “MODO AHORRO”  y ahorrar toda la energía posible (yo lo explico como las hormigas que en verano quieren guardar todo lo posible para el invierno). Así es como si todo ENGORDARA MÁS, lo que comes te “engorda más”, porque el cuerpo lo quiere así, está preparado/predispuesto para ello, quiere AHORRARLO en forma de GRASA, para cuando le hiciera falta.

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En resumen, en los dos extremos, si pasamos horas sin comer o si comemos mucho, activamos más estos genes ahorradores y “ENGORDAMOS MÁS”. Por ello mantener el nivel de glucemia estable, comiendo alimentos saludables que no nos suban la glucemia y comiendo aproximadamente 5 veces al día, para no tener hipoglucemias, ES FUNDAMENTAL

Así, este genotipo ahorrador predispone a la obesidad, ya que hemos sido diseñados, genéticamente hablando, para sobrevivir en un ambiente totalmente contrario al que vivimos en la actualidad.  Esta reserva energética, ahora, no nos supone un rasgo adaptativo favorable sino que nos predispone a enfermedades metabólicas crónicas y a un aumento de la obesidad en la población. El sedentarismo y la alimentación inadecuada nos enferma y nos engorda ya que el ser humano no está preparado para ser inactivo físicamente y al mismo tiempo comer, comer y comer.

Así que si quieres realizar una buena dieta para bajar de peso, que ese peso sea definitivo y que no tengas efecto rebote, no hagas dietas milagro ni te centres exclusivamente en el control de calorías. No hagas una dieta específica, concreta y temporal para bajar de peso. Esas dietas “raras” son un “engaño” porque pueden bajar de peso de manera rápida y “eficaz” pero no permiten volver a una dieta normal porque enseguida se recuperaría el peso, es más, se puede recuperar más peso del que se tenía, debido a esta activación de los “genes ahorradores” que almacenarán más grasa (efecto rebote).

El ansia por adelgazar no nos lleva a ningún lugar, al final nos encontramos en el mismo punto de partida (o peor).

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La buena noticia es que el ambiente puede ganarles a los genes y así, nuestros hábitos pueden reducir la expresión genética notablemente. Por ello, TEN PACIENCIA, hay que llevar a cabo una alimentación sana y equilibrada, que controle los niveles de glucemia y que podamos mantener en el tiempo. Es importantísimo buscar un estilo de vida acorde a ti y que realices algún tipo de actividad física (busca algo que te motive, que te guste) porque además, esta actividad, ayudará a mejorar la resistencia a la insulina, disminuir la insulinemia, mejorando también los niveles de glucosa.

Lo he explicado de manera fácil y resumida, pero recordar, es importante comprender que nuestro genotipo ahorrador nos predispone a la obesidad y que somos nosotros los que debemos contribuir con hábitos saludables para reducir la exposición de nuestros genes al ambiente poco sano que nos rodea.

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Por último puntualizar que el adelgazar no solo tiene que ver con las calorías o los genes ahorradores, habría que ver a la persona en particular. Hay que estudiar cada caso individual y ver posibles patologías o sintomatología que presenta el/la paciente.

Puede que la persona tenga hipotiroidismo, alguna enfermedad autoinmune, que tenga una inflamación metabólica, que tenga problemas digestivos, que tenga una mal funcionamiento de la vesícula o del páncreas, que retenga líquidos, que tenga una flora intestinal desequilibrada, un SIBO que le haga estar siempre hinchad@, o que tenga resistencia a la insulina o diabetes … Todo ello y muchas otras situaciones también podrían interferir en el control de peso.

El cuerpo es uno y todos los órganos y sistemas están relacionados. El objetivo de las recomendaciones nutricionales siempre debe ser buscar la SALUD global de la persona y, con ello, la persona irá perdiendo peso. La pérdida de peso es una consecuencia de encontrar la salud, ya lo verás !!!!

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Si tienes dudas, escríbeme. Estaré encantada de ayudarte.

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