Etiquetado Nutricional: tu guía para elegir mejor en el supermercado

Nuestra ALIMENTACIÓN no es solo una fuente de energía, cada vez se tiene más claro que es el cimiento sobre el cual se construye nuestra SALUD. Cada alimento que consumimos tiene el potencial de nutrir nuestras células o, por el contrario, contribuir al desequilibrio que favorece la aparición de enfermedades.

En las últimas décadas, observamos un alarmante aumento en la incidencia de enfermedades como el cáncer, trastornos digestivos, alergias alimentarias, enfermedades cardiovasculares y metabólicas, muchas de las cuales están estrechamente relacionadas con nuestra dieta y estilo de vida.

Y es que… ¿te has parado a pensar cómo ha cambiado la alimentación en estos últimos años? ¿Qué comían nuestros abuelos y qué se come hoy en día?.

El auge de los alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares añadidos, grasas trans y aditivos artificiales, ha desplazado a los alimentos frescos y naturales de nuestra mesa.

Esta transición no solo ha afectado a nuestra salud física, sino también a nuestra salud emocional y mental, generando un círculo vicioso que perpetúa el malestar y la enfermedad.

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Sin embargo, la buena noticia es que LA ALIMENTACIÓN TAMBIÉN TIENE EL PODER DE SANAR. Es hora de pararnos a pensar qué consumimos y, sobre todo, qué le estamos dando de comer a nuestros hijos. Elegir con consciencia lo que ponemos en nuestro plato puede marcar la diferencia entre desequilibrio y bienestar, entre inflamación crónica y vitalidad.

Para ayudaros a tomar decisiones informadas, el etiquetado nutricional se convierte en una herramienta clave para discernir qué alimentos benefician nuestra salud y cuáles es mejor evitar.

En este post, te explico cómo interpretar las etiquetas de los alimentos desde un enfoque práctico, para que cada elección que hagas en el supermercado sea un paso hacia una vida más saludable para ti y para toda tu familia.

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Lo primero decirte que el supermercado puede ser un campo de minas, entre etiquetas confusas, reclamos engañosos, productos ultraprocesados y azúcares ocultos, saber qué poner en el carrito es todo un desafío.

¿Qué nos permite saber leer las etiquetas?

  1. Conocer qué estamos comiendo realmente: no todo lo que parece saludable lo es.
  2. Tomar decisiones informadas: elegir alimentos basados en su calidad y no solo en su precio o apariencia.
  3. Evitar ingredientes perjudiciales: como azúcares añadidos, grasas trans y aditivos químicos innecesarios.
  4. Optar por opciones más sostenibles: apoyar prácticas ecológicas y éticas en la producción de alimentos.

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Desglosando la etiqueta nutricional

Aprender a leer las etiquetas puede parecer complicado al principio, pero con algunos consejos básicos, te convertirás en un experto.

1. Lista de ingredientes

  • Orden de mayor a menor: los ingredientes se enumeran en función de su peso en el producto. Si entre los primeros ingrediente está el azúcar, ya tienes una señal de advertencia.
  • Evita ingredientes ultraprocesados: busca etiquetas con menos de 5 ingredientes y que sean fáciles de reconocer (harina de avena, almendra, sal marina…).
  • Ingredientes ocultos: nombres como “jarabe de glucosa y fructosa” o “aceite vegetal hidrogenado” suelen enmascarar componentes no saludables.

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2. Información nutricional

La tabla nutricional es esencial para evaluar la calidad del alimento.

  • Porciones: asegúrate de comprobar el tamaño de la porción. Muchos productos parecen bajos en calorías, pero los datos corresponden a una porción mucho más pequeña de lo que consumes.
  • Calorías: no todas las calorías son iguales. Es mejor centrarse en la densidad nutricional, es decir, alimentos que aporten más nutrientes por caloría consumida.
  • Grasas: busca grasas saludables como las insaturadas (aguacate, frutos secos) y limita las grasas saturadas y trans.
  • Azúcares: diferencia entre azúcares naturales (presentes en frutas o lácteos) y los añadidos. Más de 5 g por porción es un indicativo de precaución.
  • Fibra: es fundamental para una digestión saludable. Opta por alimentos con al menos 3 g de fibra por porción.
  • Sodio: un exceso de sodio puede contribuir a la hipertensión. Menos de 140 mg por porción es ideal.

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Reclamos nutricionales: ¿aliados o trampas?

Los mensajes en el empaque como «bajo en grasa» o «light» pueden ser engañosos.

  • “Light” no siempre es mejor: a menudo, los productos reducidos en grasa tienen más azúcar para compensar el sabor.
  • Natural no significa saludable: aunque el término suene positivo, no está regulado y puede ser usado indiscriminadamente.
  • Sin azúcar añadido: si bien es un punto positivo, verifica que no incluyan edulcorantes artificiales como aspartamo o sucralosa, que también tienen sus controversias.

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REAL FOOD Y ALIMENTACIÓN CONSCIENTE

El movimiento real food aboga por consumir alimentos en su estado más natural posible, minimizando ultraprocesados y aditivos artificiales.

¿Cómo identificar un alimento real?

  • Suelen tener un solo ingrediente o muy pocos (p. ej., frutas, verduras, carnes magras, huevos).
  • No tienen etiquetas nutricionales complejas porque no lo necesitan.
  • Proceden de fuentes locales y de temporada, favoreciendo su frescura y calidad.

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Por último te doy estos consejos prácticos para el supermercado, te ayudarán a no distraerte de tu foco:

  1. Compra SIEMPRE con lista: planifica tus comidas para evitar compras impulsivas, haz un menú semanal y compra los ingredientes para ellos. Además ten una lista de alimentos básicos para reponer.
  2. Evita los pasillos centrales: en la mayoría de los supermercados, los alimentos reales están en los bordes (frutas, verduras, carnes, lácteos), evita pasar por los “no permitidos” para evitar tentaciones.
  3. No compres con hambre: esto puede parecer un consejo clásico, pero es verdad que te lleva a elegir productos ultraprocesados y menos saludables.
  4. Lee siempre las etiquetas: incluso en productos que consideras “saludables”, puede que te sorprenda más de uno.

En conclusión, interpretar el etiquetado nutricional no es solo una habilidad, es un «deber» para con nuestra SALUD. Al elegir alimentos basados en su calidad real y no en el marketing, estás tomando decisiones que impactan directamente en la salud y bienestar de todos los miembros de tu familia.

Así que, la próxima vez que estés en el supermercado, toma tu tiempo, lee las etiquetas y prioriza lo que realmente importa…

tu salud y la de los tuyos 🥦🍎

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